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jueves, 9 de septiembre de 2010

Con letra de notario


(Puedes ir a mi nuevo blog www.alcierzo.com y seguir allí otros artículos como este)

Los chavales vuelven a la escuela, a sus patios bulliciosos, a sus aulas recién pintadas, a los ordenadores de la Escuela 2.0, a sus profes agobiados por la nueva programación por competencias, al reto de convivir en paz, a la difícil tarea de abrirse a la trascendencia en un medio a veces hostil para lo espiritual...

Comenzar el curso es abrir los cuadernos, dejarse llenar por el aroma del papel nuevo, de la tinta fresca en la primera página, de la expectativa ante lo que hay descubrir, estudiar, aprender. Es tiempo de hacer propósitos, de decirnos que, este curso, desde el primer día, escribiremos siempre en los cuadernos vírgenes con letra de notario, sin errores, sin borrones, sin tachaduras, sin letras ilegibles...

Los que ya no somos niños, ni jóvenes siquiera, comenzamos también el curso, la programación, la temporalización de actividades de nuestros centros, comunidades, grupos, asociaciones, parroquias... Ilusionarse, renovarse, plantearse nuevas metas y sacudirse los fracasos y desilusiones necesita de un corazón de niño, nacer un poco "de nuevo" para escribir a partir de ahora con letra de notario. La vida nos demuestra enseguida que esto no es tan fácil. Pero démosle una oportunidad al niño que nos habita para abrir sus ojos con asombro, para dejarse enamorar por el futuro, para abrir sus cuadernos con ilusión.

Donde no llegue nuestra voluntad, cuando no consigamos sacudirnos el cansancio y la rutina, ven Tú, Señor, que todo lo haces nuevo.

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