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Me ha llenado de alegría el ver, en estas semanas, el comienzo de las revoluciones populares de Túnez y Egipto. Les debo esa alegría a mis amigos musulmanes, a los que esperan ver la democracia y la libertad en sus países. Estos días son días a celebrar.
Ojalá todo llegue a buen puerto. Hay muchos poderes en sombra que controlas los entresijos económicos y políticos de estos pueblos y han contribuido a tenerlos sometidos, bajo el yugo de sus tiranos, durante décadas de una mal llamada "independencia". El petróleo manda. Y hoy manda también el miedo al islamismo radical, el mismo que ha propiciado la vergonzosa política española hacia los saharauis, privados de un estado propio y de libertad.
Hace años brindé con un amigo saharaui al estilo judío... "El años que viene... en el Aaiún".
¿Será posible un efecto dominó que acabe con tantos prejuicios de las sociedades árabes?
¡Cúanto podemos enseñarnos mutuamente desde la libertad y la convivencia democráticas!
¡Paz a Israel y Paz a Ismael!